¡Para todo problema existe la salida!
Texto e Ilustración por: Natalia Daza Cuervo 1101
Tiene 19 años, vive en Ciudad Bolívar y desde muy niño cayó en el mundo de las drogas.
Andrés asegura que, a los 13 años en su colegio, lo único que buscaba era “probar” pero llegó a un punto en el cual no podía vivir sin las drogas, y cada momento de tristeza, decepción, soledad y depresión; en ellas encontraba un gran refugio: se sentía en otro mundo.
En el momento que sus padres se dieron cuenta fue muy tarde, pues él ya prácticamente había tocado fondo. Para ellos fue muy decepcionante saber esta noticia, su madre entendió que cuando se trata de vicios y de comportamientos; esto le puede pasar a cualquier persona. Ella pensaba que las cosas malas le podían suceder a los demás pero no a ella; y más cuando Andrés era considerado como uno de los mejores estudiantes del colegio.
Lo internaron varias veces en centros de rehabilitación sin obtener resultados, hasta que él mismo recapacitó e intentó buscar ayuda con sus padres.
Andrés empezó el duró proceso para alejarse de estos vicios. Inició algunos cursos de mecánica automotriz y logró terminar su bachillerato. Él asegura que lo más duro de haber estado en los centros de rehabilitación fue contar su historia delante de muchas personas, pero también entendió que quienes lo escuchaban habían vivido lo mismo y que todas las historias tenían algo en común: “En la drogadicción son muchos los que entran pero pocos los que encuentran la salida”.
Ahora él es uno de los mejores mecánicos y se siente orgulloso de haber salido de la drogadicción, un vicio que lo estaba matando en vida.
Texto e Ilustración por: Natalia Daza Cuervo 1101
Tiene 19 años, vive en Ciudad Bolívar y desde muy niño cayó en el mundo de las drogas.
Andrés asegura que, a los 13 años en su colegio, lo único que buscaba era “probar” pero llegó a un punto en el cual no podía vivir sin las drogas, y cada momento de tristeza, decepción, soledad y depresión; en ellas encontraba un gran refugio: se sentía en otro mundo.
En el momento que sus padres se dieron cuenta fue muy tarde, pues él ya prácticamente había tocado fondo. Para ellos fue muy decepcionante saber esta noticia, su madre entendió que cuando se trata de vicios y de comportamientos; esto le puede pasar a cualquier persona. Ella pensaba que las cosas malas le podían suceder a los demás pero no a ella; y más cuando Andrés era considerado como uno de los mejores estudiantes del colegio.
Lo internaron varias veces en centros de rehabilitación sin obtener resultados, hasta que él mismo recapacitó e intentó buscar ayuda con sus padres.
Andrés empezó el duró proceso para alejarse de estos vicios. Inició algunos cursos de mecánica automotriz y logró terminar su bachillerato. Él asegura que lo más duro de haber estado en los centros de rehabilitación fue contar su historia delante de muchas personas, pero también entendió que quienes lo escuchaban habían vivido lo mismo y que todas las historias tenían algo en común: “En la drogadicción son muchos los que entran pero pocos los que encuentran la salida”.
Ahora él es uno de los mejores mecánicos y se siente orgulloso de haber salido de la drogadicción, un vicio que lo estaba matando en vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario